La Psicomotricidad es una disciplina relativamente joven, de la que tenemos noticias en nuestro país desde el año 1960. Forma parte de las llamadas “ciencias del campo psi” o “ciencias del comportamiento”.
Las ciencias del comportamiento son cada vez más, disciplinas presentes en nuestra vida del mundo contemporáneo. A grosso modo, se las puede definir como un campo transdisciplinario que toma por objeto de estudio el comportamiento humano.
Es una disciplina que tiene por objeto de estudio el cuerpo del sujeto, entendido como una construcción en y para la relación con el otro y ubicado en el entrecruzamiento del equipamiento neurobiológico y la estructura psíquica.
Hablar de Psicomotricidad es referirse a la estrecha relación que existe entre el cuerpo, las emociones y el pensamiento. Es la relación existente entre lo somático y lo psíquico. Partiendo de una concepción integral de la persona: son conceptos de la disciplina, el desarrollo motor, del tono muscular, postura, movimientos en la conformación de la representación de sí mismo o imagen corporal. Entendiendo que estos aspectos hacen posible el desarrollo de las capacidades cognitivas, motoras, emocionales y de relación para una vida plena.
Su campo de aplicación se proyecta al ámbito de la salud, educación y comunitario. En las distintas etapas: niñez, adolescencia y adultez. Tanto en la prevención como en el tratamiento terapéutico.
Mi vínculo y acercamiento con esta disciplina se produjo mientras me encontraba estudiando el Profesorado de Danzas en la ciudad de Rosario, en la década de los ‘90. En la cátedra de Psicología una docente nos acercó el libro de Myrtha Chokler, “Los organizadores del desarrollo psicomotor”. Allí me encontré con un concepto de corporalidad novedoso, y decidí indagar más.
El cuerpo no es solamente un mosaico de órganos que en conjunto nos permiten funcionar. Entonces ¿Cómo definimos al cuerpo? ¿Somos un cuerpo o tenemos un cuerpo?
¿Cómo se trabaja en Psicomotricidad?
Se aborda la práctica en la sala de Psicomotricidad, con espacio y materiales adecuados para desplegar la expresividad motriz de la persona. Se trabaja desde el juego espontáneo, el vínculo de la relación de la persona con sí misma y con el entorno. Permitiéndole vivir un proceso de “segurización” fundamental para abordar el placer de actuar, desarrollar las praxias, atenuando las tensiones psíquicas y corporales que devienen de los trastornos psicomotores. Las sesiones pueden ser individuales o grupales. También existe la posibilidad del formato taller abierto a distintas propuestas institucionales.
¿Cuáles son los síntomas psicomotores tratados en sesión?
Inestabilidades, torpeza, inhibiciones del movimiento. Trastornos de la organización gnoso – práxica, trastornos de la organización tónico-postural. Dificultades en la organización del equilibrio, perturbaciones del impulso motriz, alteraciones de la coordinación dinámica general y estática. Tics y tartamudez como expresión de desorden tónico. Alteraciones de la organización espacio-temporal, etc.
¿Dónde me encuentro trabajando?
Actualmente me encuentro desarrollando la tarea psicomotriz en el consultorio “Matices: consultorios interdisciplinarios”, un espacio terapéutico integral. Se encuentra en calle Balcarce 216, y asisten niños, adolescentes y adultos. Se brinda asesoramiento y tratamiento al paciente y a su familia desde distintas disciplinas como Psicología, Psicopedagogía, Terapia ocupacional, Fonoaudiología y Pediatría.
Lic. Ana Gorrassi
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