La celebración de los 83 años de vida de la señera institución del deporte nicoleño, trajo para esta conducción que encabeza Juan José Luciano aires de cambio. No porque vaya a cejar en sus principios fundadores, sino porque ha logrado alcanzar nuevos objetivos con los socios de la institución.
Para interpretar esta percepción, es necesario distinguir que el dirigente de un club, como lo Belgrano, es además del responsable del destino de la institución y el sentir de sus socios, un hincha de la camiseta y un enamorado de sus colores. Además, no es una batalla quijotesca, sino que se hace con la suma de las renuncias personales de quienes lo acompañan en la Comisión Directiva. El que elige ser dirigente, elige perder parte de su vida para invertirla en el club, a veces ingrato con tanto sacrificio.
Por eso las palabras orgullosas de Luciano a la hora del discurso en la cena servida a los periodistas de la ciudad, fueron de agradecimiento para los homenajeados. Consideró Luciano que se han sentido “apoyados en todo lo realizado en todas las disciplinas del club” y esperaba que se siga “con esta actitud profesional” de los hombres de prensa.
A la hora de las enumeraciones, las que tienen más relieve en lo deportivo acapararon la atención de los presentes. Pero sin lugar a dudas la más importante debería haber sido la integración que se logró con la Escuela del club, que en contraturno amplió su abanico de posibilidades para la práctica de deportes. Y es que en la sede de calle Pellegrini, como en la de Avenida Morteo y el Camping sobre la autovía, el socio tiene infraestructura y comodidad para cultivar el cuerpo y la mente. El presidente del club también se refirió a la apertura que hizo Belgrano a otras instituciones, como el PAMI, que permite que más de 600 jubilados realicen algún tipo de actividad usando las instalaciones.
Pero es imposible no volver sobre las naves insignia del club. El básquet y el fútbol. Sobre el primero, mantener al categoría fue el objetivo planteado y logrado. Su continuidad el próximo año dependerá del aporte de los sponsors que permitirán solventar sin sobresaltos una campaña modesta en rindes deportivos. Con respecto al fútbol, un proyecto serio y de largo aliento va sacando a Belgrano del fondo de la tabla, y quiere llevarlo a instancias superiores a las de esta Liga local.
Belgrano tiene las canas propias de un octogenario, pero los bríos de un joven que ve el horizonte de su vida alejado. Afirmado en sus convicciones sabe hacia donde encaminar sus pasos, cumpliendo con las obligaciones que le demandan sus socios que quieren la vidriera con más laureles, pero atendiendo también sus anhelos: el gimnasio chico cerrado y preparado para múltiples deportes, una cancha de fútbol con las exigencias que demandan las instancias nacionales, y un club con las puertas tan grandes que puedan entrar todos los que quieran.
Hay nuevos aires en el 83º aniversario del Club Belgrano.