María Belén Lascialandare y Valentina Avetta crearon un sensor que detecta la pérdida de la cadena de frío de la insulina.
Son nicoleñas y estudian en la Escuela Normal Rafael Obligado. Se presentaron sin éxito a distintas ferias de ciencias con su proyecto pero, aún así, no perdieron la visión.
“Con el esfuerzo siempre se puede, y sabíamos que si seguíamos trabajando el logro iba a llegar en algún momento”, expresó Avetta.
Y así fue. Luego de pasar varias etapas, leer cientos de artículos y enviar muchísimos mails, ganaron la tercera edición del concurso “Soluciones para el futuro”, que lleva adelante Samsung junto a Socialab.
Este certamen estimula y acompaña a alumnos de escuelas secundarias de Argentina, Uruguay y Paraguay a buscar soluciones a problemas de su comunidad utilizando herramientas de la ciencia, la técnica y la tecnología.
HALLAZGO CIENTÍFICO CON HUELLA NICOLEÑA
"Sensor para una sociedad insulinodependiente" es el nombre que lleva el proyecto de Belén y Valentina.
“Mi compañera padece diabetes y en un viaje pierde la cadena de frío la insulina y debió ser atendida de urgencia”, cuenta Lascialandare sobre el origen de la investigación. “Además –agrega- Hay aproximadamente 25 millones de personas vidas en el mundo que dependen de la insulina”.
A partir de entonces comenzaron a interiorizarse sobre dicha enfermedad y se propusieron resolver esta problemática. Con el acompañamiento y el apoyo incondicional de la profesora de Filosofía, Adriana Bianconi se esforzaron hasta el final y lograron su objetivo.
El proyecto de Belén y Valentina deslumbró a los organizadores y va en busca de inversores que apuesten a este descubrimiento científico que próximamente será patentado por dos nicoleñas inteligentes, tenaces y determinadas.
SOBRE EL PROYECTO:
El proyecto consiste en el diseño de un sensor que detecte la pérdida de la cadena de frío de la insulina. El mismo se basaría en un compuesto termocrómico,es decir que cambia de color con la modificación de la temperatura.
El sensor se elaboraría a través de procesos nanotecnológicos, con cristales líquidos colestéricos en ciertas proporciones para lograr un cambio de color a los 30ºC, temperatura a la que la insulina y otros medicamentos pierden la cadena de frío.
Estos cristales cambian de color de manera reversible naturalmente, por lo que para lograr su irreversibilidad se los microencapsularía. Se requiere que el sensor presente esta característica irreversible, ya que la insulina una vez que pierde la cadena de frío no vuelve a recuperar su principio activo.
Con el sensor se pretende acabar con la incertidumbre sobre la pérdida de la cadena de frío de la insulina, y así evitar posibles problemas en la salud debido a hiperglucemias pronunciadas.