En los últimos días los ciudadanos de San Nicolás hemos sido víctimas de la inescrupulosidad de los titulares de las agencias de remises que han determinado por propia voluntad aumentar la tarifa que se debe cobrar a los pasajeros. Lo más significativo del caso es que la tarifa no la regula la empresa, sino el Concejo Deliberante, y debe aplicarla el Ejecutivo. Los primeros indicios se dieron con el inicio del ciclo lectivo lo que rápidamente fue notado por los asiduos clientes.
Lo que primero era simplemente una apreciación sobre la tarifa que aplicaban unos y otros en el mismo recorrido de viaje, argumentada en el odómetro que mide los metros recorridos, en el momento en que se comenzaba a facturar el viaje, o al inentendible “estado de las calles”, dejó de ser excusa ante la evidencia concreta. Algunas empresas incrementaron hasta un 15 por ciento la tarifa de sus viajes. Para la comparativa hubo agencias que sólo manifestaron un ajuste en la mínima, y en otras directamente en el kilómetro recorrido y la unidad de espera.
Fuentes consultadas acerca de lo que regula la Ordenanza respectiva, indicaron que si bien es vaga la apreciación de la misma, seguro es que será el Concejo quien fije la tarifa, y el Ejecutivo quien la promulgue y controle. Las áreas involucradas en el control de agencias y vehículos no estaban al tanto del incremento y se comprometieron a controlarlo. Difícil tarea si las hay.
Recordemos que la actividad del remís, desde su creación, se ha venido flexibilizando tanto que pasó de ser un servicio diferencial de transporte de personas, a menos que un taxi, porque no tienen reloj que le permita al pasajero controlar el kilometraje recorrido, ni tabla a la vista para verificar el costo del viaje. Tampoco cumplen con guardias mínimas, y sabido es que cuando uno más necesita un remís, menos los halla.
Sobre la habilitación de los mismos, las normas de seguridad e higiene y presentación de los chóferes, habrá un capítulo aparte cuando corresponda.
Por ahora es cierto que algunas empresas aumentaron sus tarifas y sus clientes lo han percibido, a pesar que ante la consulta de EL INFORMANTE lo nieguen enfáticamente. Y quienes aceptaron que hubo un ajuste, argumentaron que se debió a mayores costos para la prestación del servicio. Sobre todo del mantenimiento del auto, y precio del combustible.