Por Obispo Monseñor Hugo Santiago
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (Lc 1,1-4;4, 14-21)
“Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas de ellos y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la Sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor’. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. Entonces comenzó a decirles: ‘Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Palabra del Señor.
Jesús, una buena noticia para todos
Jesús es para nosotros y para todos los hombres una muy buena noticia, porque, por la fuerza del Espíritu Santo, viene a anunciar el Evangelio a los pobres, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor. Todos tenemos algún tipo de pobreza, algo que nos falta. Hay pobres no sólo de bienes materiales, sino de afecto, porque se sienten solos y huérfanos, sin nadie que piense en ellos y los contenga, porque no son significativos para nadie; hay cautivos en las cárceles donde las personas perdieron su dignidad, no son considerados personas, están hacinados, mal alimentados y experimentan una especie de infierno en la tierra, pero también hay gente prisionera del alcohol, la droga, la ludopatía y no se pueden liberar de esas adicciones que los destruyen como personas. Hay gente que no ve porque sus ojos han tenido un problema grave de salud, pero hay gente que no ve porque no le encuentra sentido a la vida, no tiene discernimiento, no sabe cómo conducirse o que solución encontrarle a una encrucijada de la vida.
Darle lugar
Jesús es una muy Buena Noticia para todos, si le damos lugar, porque todos tenemos algún tipo de pobreza que Él puede liberar; todos tenemos algún tipo de soledad que sólo Él puede llenar; todos tenemos algún tipo de esclavitud de la cual sólo Él nos puede liberar. Él nos viene a dar “un año de gracia”, es decir, una “chance” una oportunidad de salir de nuestras pobrezas, soledades, cautiverios y defectos; sólo Él nos puede liberar de nuestros más profundos desafíos existenciales. Por eso, no tengamos miedo de abrir las puertas de nuestro corazón a Jesús, no tengamos miedo de dedicar cada día un momento para encontrarnos con Él, rezarle, leer un trozo de su Evangelio, porque ha venido a liberarnos de los diversos condicionamientos y desafíos, para que nuestra persona sea íntegra y para que tengamos vida en abundancia.