La ANMAT informó que recomendó el uso de este anticuerpo monoclonal para las variedades avanzada o persistente de la enfermedad, combinado con quimioterapia. Los especialistas afirman que esta es la primera novedad terapéutica para este grupo de pacientes en 15 años. En la Argentina hay 2 mil muertes anuales por estos tumores.
La autorización del medicamento fue confirmada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), y regirá desde este mes. La aprobación en la Argentina del uso de bevacizumab (droga del Avastin) es para combinarla con quimioterapia, para tratar a pacientes que sufren la etapa recurrente, persistente o avanzada de la enfermedad.
“Se estima que esta primera innovación terapéutica en 15 años para este grupo de pacientes tendrá un gran impacto, si se tiene en cuenta que antes de esta nueva indicación de bevacizumab las mujeres con enfermedad avanzada tenían pocas opciones de tratamiento y una sobrevida de 1 año o menos”, informaron las autoridades sanitaria.
Bevacizumab es una terapia biológica denominada “anti-angiogénica”, que inhibe el suministro de sangre o “alimento” al tumor para que siga creciendo. Desde hace más de 10 años se viene utilizando para tratar diferentes tipos de cáncer, y más de un millón de pacientes en el mundo ya fueron tratados con este anticuerpo monoclonal.
En la Argentina, el cáncer de cuello de útero es la segunda causa de muerte por una enfermedad oncológica en mujeres y, según datos del Instituto Nacional del Cáncer (INC), en nuestro país se realizan 4.900 diagnósticos nuevos anuales y mueren unas 2 mil mujeres al año debido a la enfermedad. Más del 99 por ciento de los casos están relacionados a infecciones genitales por el virus del papiloma humano (VPH).
El Instituto Nacional del Cáncer (INC) reconoce esta delicada situación y por eso cuenta con un Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino (PNPCC), cuyo objetivo principal es reducir la incidencia y mortalidad de este tipo de tumor maligno. Uno de los pilares para conseguir esto se basa en la prevención primaria, a través de la vacuna contra el VPH, que desde 2011 es obligatoria y se aplica de manera gratuita a todas las niñas de 11 años.