La última noche del séptimo Festival Ternium de Cine Latinoamericano se proyectó bajo los frisos del Teatro Municipal Rafael de Aguiar.
La película argentina “Vino para robar” resultó del agrado de un público que no escatimó los aplausos para los organizadores.
Sin la impronta que le da la proyección al aire libre y el auto cine que caracterizaron esta experiencia en sus comienzos, la Fundación PROA, en conjunto con la Subsecretaría de Cultura y la subcomisión de Cine de Rumbo, con el auspicio de Ternium Siderar, cerraron la séptima edición del Festival de Cine Latinoamericano.
Las condiciones del tiempo obligaron a que se repitiera el acomodado espacio del teatro a una porción de los espectadores más inclinados a ver desde la butaca el espectáculo.
La comedia dirigida por Ariel Winograd resultó entretenida, y funcionó como cierre de las cuatro jornadas con un cine más social y sesudo, matizado con el aporte de las producciones locales.
Los agradecimientos estuvieron a cargo del subsecretario de Cultura, Dr. José Petrucci, y del director de Proyectos de la Fundación Proa, Guillermo Goldschmidt.
La propuesta del festival permite que el público acceda a productos que no están muchas veces en el circuito comercial, y sobre todo poder hablar con alguno de los hacederos de esas películas.
En el escenario estuvo presente el guionista y productor de la película, Adrián Garelik, quien antes de la proyección comentó algunos aspectos de la “semilla” que terminó siendo “Vino para robar”.
Garelik amenamente descontracturó un relato que a veces es muy técnico, y lo convirtió en uno con impresiones afectivas muy domésticas. Logró así acercarse al público y preparar el paladar para saborear un buen film con excelentes paisajes y entretenida trama.
El final con los aplausos selló el compromiso de esperar la octava edición del festival, y que el tiempo sea más benevolente para el esfuerzo de muchos y el disfrute de todos.
Es que no hay verano sin películas al aire libre, ni costanera sin Festival Ternium de Cine Latinoamericano.