Salud
06/12/2015 - 08:04:39



Morderse las uñas un trastorno nervioso frecuente


Onicofagia, así se denomina al hábito de muchos niños y adultos de morderse las uñas.

Esta condición, que afecta a niños mayoritariamente y adultos, se trata como un trastorno nervioso.

No es grave, pero los niños que se muerden las uñas tienen más posibilidades de reducir las habilidades sociales que quienes no sufren onicofagia, según un estudio publicado en Biomed Central.

Aunque no es grave, se la considera un problema médico sin resolver. Los expertos señalan que es una forma de limitar la ansiedad, una práctica que se convierte en una distracción fácil y relajante.

Con el tiempo esta costumbre se convierte en un acto reflejo inconsciente y automático, por lo que cada vez resulta más difícil dejarlo, sobre todo, ante situaciones de estrés o angustia.

Afecta por igual a ambos géneros y, aunque no es grave, se considera un problema médico sin resolver.

Se desarrolla entre los 4 y los 6 años de edad.

Su tasa aumenta conforme se acerca la adolescencia, con un pico entre los 10 y 11 años.

A partir de esta edad la frecuencia disminuye, sobre todo, entre las chicas.

En general, el hábito se abandona por propio deseo o porque los amigos del afectado se dan cuenta y les avergüenza enseñar unas uñas mal cuidadas.

Se cree que el motivo de esta diferencia entre chicos y chicas en estas edades es estético. Ellas empiezan a preocuparse por la belleza de sus manos y, por tanto, son las primeras que piden ayuda para resolver esta costumbre, hacia los 13 años.

Más allá de ser un problema estético, la onicofagia puede afectar a la salud y tener consecuencias en otras partes del organismo. En las propias uñas, el continuo mordisqueo causa un mal crecimiento de las mismas. Se crean microtraumatismos que alteran la anatomía del lecho ungueal, la parte que está por debajo de las uñas.

También se ocasionan pequeñas heridas alrededor de ellas, que provocan inflamación y dolor en el dedo. Se forman repelones y verrugas periungueales.

La onicofagia puede provocar alteraciones en los dientes. El repiqueteo constante de un incisivo contra el otro hace que se desgasten y que las piezas dentales queden como recortadas. Pero hay más. Los investigadores añaden otras modificaciones como: mala oclusión de los dientes anteriores, infecciones parasitarias intestinales, bacterias, virus, hongos o cándidas en la uña que, en muchos casos, se trasladan a la mucosa oral, o destrucción alveolar.

Evitar presiones para no crear sentimiento de culpa Tratar la onicofagia no es fácil. Muchos progenitores intentan solucionar el problema con castigos, someten a los niños a presión y les reprenden cada vez que se las muerden. No obstante, estos intentos a menudo no son eficaces.

Debido a que es un problema con origen en el sistema nervioso, darle demasiada importancia puede provocar el efecto contrario y crear un círculo vicioso de difícil salida.

Al ser de origen nervioso, darle mucha importancia puede provocar el efecto contrario. Una de las primeras recomendaciones es lograr que el niño comprenda el problema. Se le puede explicar que, en ocasiones, las personas se muerden las uñas cuando están muy preocupadas, molestas o nerviosas.

También se puede hacer algún tipo de pacto, por el que se dará una recompensa si el niño deja de mordérselas durante, al menos, una temporada.

Resulta útil el uso de sustitutos en momentos clave, incitadores a la onicofagia, como comer un chicle sin azúcar o masticar una zanahoria.

Mantener las manos ocupadas con otros objetos en momentos de tensión es efectivo. La Sociedad Española para el Estudio del Estrés y la Ansiedad (SEAS) recomienda a los pacientes evitar el consumo de alcohol y café, además de practicar técnicas de relajación como el yoga, que ayudan a reducir el estrés.

Si el hábito persiste, es necesario recurrir a la terapia psicológica.

Recomendaciones para controlar la onicofagia

Mantener las manos ocupadas o mascar chicle.

Colocarse recordatorios en las manos o taparse las uñas con cinta adhesiva.

Poner atención en uñas y manos: manicura, darse crema.

Llevar siempre una lima de uñas para eliminar ruturas sin caer en la tentación.

Hacer una foto cuando tengamos unas uñas "idóneas" y que esté en lugar visible.

Que personas allegadas nos "vigilen" ante cualquier intento de mordernos las uñas.

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