El domingo 15 de mayo la jugadora del club sanpedrino Sportivo América, sufrió un accidente cerebro vascular. El 24 de julio volvió a estar en una cancha, dio el pase inicial del partido entre América y Somisa, y el público la ovacionó. En diálogo con ella, nos contó cómo vive hoy y dejó un gran mensaje.
Daiana Casas vivió hace dos meses y medio su momento más difícil. Un accidente inesperado tras un partido frente a Somisa impactó al mundo del handball local, regional y nacional. Ante un problema de salud de estas características uno no sabe lo que puede esperar y la gravedad de las secuelas. Este era el sentimiento de quienes la rodeaban. En esos días, el pensamiento era que tal vez Daiana pasaría el resto de sus días tirada en una cama, quizas en una silla de ruedas, o sin siquiera poder hablar. El abanico de posibilidades era muy grande y el miedo aún mayor. Pero los médicos no tuvieron en cuenta un pequeño detalle, y es que estaban tratando con una jugadora de handball, con una "gladiadora" del 40x20 y de la vida, con una mujer que le mostró "la garra", su garra, a la vida y nunca se dejó caer. Por ella, por sus ganas de seguir adelante, pero sobre todo por su hija de 7 años "que no puede quedarse sin su mamá", según sus propias palabras.
"Volver a estar en la cancha con mi equipo, ponerme la camiseta, saludar a la gente, estar en el banco, son cosas que pensé que me iba a bancar pero cuando di el pase inicial y la gente empezó a aplaudir fue mi momento más triste. Me di cuenta que no iba a volver a jugar nunca más y es algo que me duele muchísimo. Juego al handball desde los 11 años y los médicos ya me dijeron que no puedo volver a competir por el contacto físico que tiene este deporte. En cancha tenés que dejar todo, siempre lo hice, nose si juego bien o mal, pero jugar con miedo para mi no sirve" expresa Daiana. "Me sentí bien, pero me inundó la tristeza al saber que no lo podré volver a hacer. Es una lástima porque todavía soy chica y quería seguir jugando, amo este deporte, amo entrenar" cuenta Daiana sobre sus sentimientos al volver a pisar una cancha y dar simbolicamente el pase inicial en aquel partido por copa Presidente.
La joven jugadora de Sportivo América, sufrió un cambio repentino en su vida cotidiana y hoy sus días pasan entre kinesiología, terapia ocupacional, fonoudiología (dos veces por semana), un médico clínico (una vez por semana) y una enfermera clínica todos los días que le aplica un anticoagulante inyectable. Todo esto ayuda a su gran progreso en muy poco tiempo, pero su fortaleza es el factor principal. "Yo vivía sola, ahora vivo en la casa de mi mamá y mis abuelos. Trato de hacer cosas de la vida normal que llevaba antes, como mandados, cocinar con mi abuela, salir a comer con amigas y pasear en el centro" nos cuenta. Hoy su mayor limitación es la vista, ya que se marea al forzarla un poco, por lo que acudirá a profesionales en los próximos días para que le den una certeza sobre qué es lo que tiene. "No digo que me siento de 10, pero la estoy luchando porque no quiero decaer. Deseo volver a mi vida normal, con algunos cambios lógicamente, pero salir rápido porque tengo a mi hija al lado".
En lo que a secuelas respecta, hoy todavía no camina normalmente, su voz no es la misma, la vista le molesta y tiene problemas con la estabilidad. Aún no se sabe qué consecuencias quedarán y cuáles se irán, pero hay una certeza y es que a tan poco tiempo del accidente, está recuperada en un 70%. La fuerza de voluntad de esta mujer es algo sorprendente.
"Yo no soy una gran jugadora (se ríe), pero la familia del handball es muy bondadosa, muy solidaria y todos se pusieron a disposición inmediatamente. Mucha gente se enteró y se preocupó por mí. La gente cree que uno luego de algo como esto queda muy mal, lo cual puede pasar, pero yo me puse en la cabeza que voy a salir de esto, pongo toda mi voluntad para demostrar que si se quiere se puede. Hoy pienso diferente, hay cosas por las que nos hacemos mala sangre y no sirven, tenemos que aprender a discernir entre lo que vale y lo que no" dice quien sin dudas es un ejemplo de vida por su lucha.
Para finalizar, Daiana Casas nos decía: "creo que dentro de muy poco me van a tener ahí de vuelta, en una cancha, aportando desde el banco o una mesa pero ahí, alentando a mi equipo, porque esto es lo que amo". Y que placer será tenerla nuevamente en las jornadas de balonmano de la Asociación a esta gladiadora que nos enseña que la vida tiene un valor mucho más grande del que a veces le damos, que los verdaderos problemas y obstáculos son otros y que debemos disfrutar de lo que tenemos y de nuestro hermoso deporte todos los días.