El 7 de Julio es el Día Nacional de la Conservación del Suelo, establecido en 1963 por decreto de la Presidencia de la Nación en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennett, un investigador estadounidense que trabajó constantemente en busca de la preservación de la integridad del recurso natural suelo.
La inquietud de tener cultivos y una tierra productiva, rica en nutrientes y base de la vida, desvela a científicos y técnicos.
El cuidado para que su manejo no provoque el deterioro de la calidad de vida, y condiciones climáticas adversas, también ha ocupado el interés de instituciones que se han declarado al respecto.
El ENTRE adhiere en cada una de estas premisas y en cada una de sus acciones coloca a la tierra y a la gente como sus más importantes actores.
Para demostrarlo pueden los nicoleños repasar lo que fue el basural a cielo abierto en la zona norte de la ciudad, sobre la costa del Arroyo Yaguarón.
Un basural a cielo abierto es un lugar donde pueden encontrarse toda clase de residuos, inclusive peligrosos y patogénicos, que son arrojados sin ningún control ni tratamiento previo. Afecta el suelo, las napas subterráneas, el aire y el paisaje urbano. El deterioro de esa tierra y sus adyacencias puede durar décadas.
Cuando se tomó la decisión política de hacer un manejo adecuado de los residuos y una disposición final sustentable se dio un paso importante para su tiempo y las generaciones futuras.
Desde 1995 el ENTRE puso manos a la obra en este compromiso.
En los rellenos sanitarios como el que tiene el ENTRE, en cambio, la acción de la descomposición y el posible contacto con aguas de lluvia son neutralizados mediante la construcción de sistemas de impermeabilización y confinamiento que evitan el contacto de los residuos con el ambiente suelo, agua y aire.
Por un lado se llevó a cabo el saneamiento del basural a cielo abierto. Entre las tareas se hizo un relleno con 60 cm. de tierra, entre arcilla compactada y tierra vegetal, construcción de taludes de defensa contra la erosión del agua por crecidas equivalente a 100.000 m3., la instalación de tubos de ventilación y la forestación con un total de 500 árboles de distintas especies.
De este modo se recuperó para toda la comunidad un valioso espacio dentro del Parque Rafael de Aguiar, que se mantiene como reserva de biosfera de destacado valor.
Mientras tanto se avanzó en un predio adecuado para la construcción de celdas donde se hace el manejo de los residuos sólidos urbanos. Después de clasificarlos se colocan en capas separadas por tierra en un ámbito estanco para evitar filtraciones.
Los líquidos lixiviados son bombeados y previo tratamiento son devueltos inertes sin que provoque contaminación alguna en el entorno.
La selección previa, la recuperación de materiales para su reciclado y reutilización, como el manejo de sustancias más complejas como las pilas, son tareas que el ENTRE a diario encara con responsabilidad.
La comunidad acompaña este proceso que cada día se irá haciendo más riguroso para que no haya en el futuro ninguna limitación en disfrutar de la ciudad, el campo o el río; nuestro único lugar para vivir.
En eso se ocupa el ENTRE, en el cuidado del medio ambiente.