El concepto de DIVERSIDAD se ha instalado a lo largo de esa década en el contexto educativo, y más allá también.
Desde su surgimiento, la escuela fue creada con el objetivo de homogeneizar, unificar, igualar.
De este modo, se fue creando un alumno “ideal” esperado y esperable para esta escuela. Y quienes, se alejaban o diferencian del mismo, probablemente perdían su lugar en el sistema educativo y su estatuto de alumno.
Surge en este momento la denominada Educación Especial para alojarlos.
En el transcurso del siglo XXI y los movimientos históricos, políticos, económicos, ideológicos, culturales nos encuentran en la entrada de este nuevo siglo con una escuela que ya no se propone (al menos desde la teoría) unificar, homogeneizar, si no, por el contrario, impulsa el aprendizaje desde y por la diferencia.
De este modo, el paradigma inclusivo y la categoría de necesidades educativas especiales (NEE) o necesidades educativas derivadas de la discapacidad, invade el escenario educativo posibilitando pensar que las DIFERENCIAS en los modos y tiempos a la hora de aprender responden a la necesidad del ALUMNADO.
Este giro ideológico requiere de un importante movimiento a la hora de pensar y llevar a cabo la PRÁCTICA DOCENTE y de los distintos actores involucrados en el sistema educativo. Movimientos en los fundamentos de la educación, pero también en los proyectos áulicos, esquemas organizadores y acciones que se implementan en el acto educativo.
En este contexto INCLUSIVO- Resolución 1.664/17- aparecen las figuras de MAESTRO DE APOYO A LA INCLUSIÓN (MAI) con la finalidad de acompañar al alumno, a partir de una propuesta pedagógica individual, en su proceso de aprendizaje, en el marco de lo que hoy denominamos PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS INCLUSIVAS, que los avale e involucrando a diversos actores al interior de la institución educativa.
Podríamos definir a los proyectos de inclusión como el fundamento teórico mediante el cual un sujeto con determinadas necesidades educativas realiza su proceso de aprendizaje y su instancia de pasaje por la escuela común. En este proyecto intervienen la escuela común, la Modalidad Especial, a partir de la figura del maestro de apoyo a la inclusión y en algunos casos, desde el área de SALUD, un Asistente externo o acompañante.
La Escuela Camino se encuadra en el marco de educación inclusiva, contando con un servicio de inclusión coordinado, de las vice directoras de la institución, profesionales (Fonoaudióloga, Psicopedagogas, Asistentes Sociales, Médica y Psicólogo) y Maestras de Apoyo a la Inclusión.
Los proyectos de inclusión se llevan a cabo en diversas instituciones de nuestra ciudad, tanto de gestión pública como privada, en todos los niveles educativos (Inicial, primario, secundario y Centros de Formación Profesional) posibilitando en la actualidad la inclusión educativa de más de cien alumnos.
La Escuela Camino cuenta con una importante trayectoria en los proyectos de inclusión, adhiriendo al marco normativo vigente.
Fabiana Cantilo se presenta en el Teatro San Nicolás