Política
12/08/2019 - 19:07:10



La Argentina tras las Primarias: Futuros y dilemas


Las elecciones celebradas en el día de ayer, donde la fórmula del opositor Frente de Todos, encabezado por Alberto y Cristina Fernández obtuvo un triunfo tan resonante que dejó perplejos no sólo a analistas, encuestadores, periodistas y al gobierno sino que fue tan grande que también sorprendió a sus protagonistas. No es la victoria la que tomó por sorpresa a propios y extraños, fue su magnitud.

Probablemente existan mil y una hipótesis para intentar explicar el porqué de la derrota (o del triunfo), lo que está claro es que abre un escenario tan complejo que puede incluso poner a la Argentina frente a una transición hacia un régimen político distinto, y eso es lo que asusta. Los mercados no le temen al peronismo, saben cómo negociar con él, le temen a que no se conoce cuanta dosis de peronismo tiene, efectivamente la fórmula ganadora. No es Alberto el cuco, ni siquiera lo es CFK, es la corte izquierdista la que inquieta, en otros términos, es Axel y sus nociones de economía y no Nielsen. Alberto fue acunado por Álvaro Alzogaray y arropado por Domingo Cavallo; desalojado del gobierno se lo vinculó con YPF y Clarín, por lo tanto los vínculos con la élite son vigorosos, lo que está en duda aún es si será capaz de controlar la Hidra K, es decir si podrá imponer su visión política y económica que es más similar a la de Néstor Kirchner y por lo tanto muy alejada de la que se vivió en los gobiernos de su viuda de donde fue defenestrado.

Alberto Fernández se transformó en pocos meses, de fuerte crítico del gobierno de CFK en su compañero de fórmula. En una pincelada más del surrealismo nacional, los adversarios unían fuerzas para derrotar al que denominaban modelo colonial y daban así una muestra de que las vanidades daban paso al consenso, amparados en el apotegma peronista de “primero la Patria”. La jugada fue magistral, ayer quedó inapelablemente demostrado.

Quizás la cercanía aún no permita dimensionar por completo el tamaño de los resultados que arrojaron ayer las urnas. Pero ha motivado reuniones de urgencia, entre los triunfadores de las elecciones del domingo, para analizar precisamente la cuestión económica; con un Macri casi nockeado y quizás fuera de competencia, Fernández debe intentar moderar los daños al sistema económico, porque un deterioro continuado desde aquí y hasta su eventual toma de posesión sólo sería una incubadora de problemas a los que deberá darle respuestas. Está condicionando su propio gobierno.

Las cartas están parcialmente jugadas. El gobierno intentará renovar su campaña y azuzar, no sin elementos, que la Argentina está en ciernes un cambio de régimen político. El proceso de toma de decisiones puede perder su contenido democrático y la tan mentada reforma del poder judicial acabar con lo que aún queda de la división de poderes, sin descartar el proyecto trunco en 2013 de la Reforma Constitucional. Macri está frente a una difícil encrucijada, doblar esfuerzos para ir por la quijotada de forzar una segunda vuelta u ocupar su tiempo y esfuerzo en minimizar los daños para entregar un gobierno lo más entero posible. Es hora de actuar con responsabilidades de estadista, para Mauricio y para Alberto, ¿lo será también para Cristina?

Es probable que el kirchnerismo duro, haya tomado nota de lo ocurrido en Ecuador con la sucesión de Rafael Correa. Su delfín, Lenin Moreno a las pocas semanas de acceder al poder y luego de largos años participando activamente del gobierno de Correa, da un giro de 180 grados a la política económica, abandona los postulados de la Revolución Bolivariana y se alinea con el liberalismo. Para eso, tuvo que construir poder, pues su asedio y conquista del mismo fue con las armas con las que le auxiliara Correa. El kirchnerismo conoce de manejo del poder, y esa es precisamente la gran incógnita que se abre ante un gobierno de Fernández, el condicionamiento interno y su capacidad para construir alianzas para sortear los roces que vendrán con quienes hoy le prestan las armas para la contienda. Maquiavelo, en su inmortal obra El Príncipe, aconseja que quien accede al poder por tales medios, debe procurar de inmediato contar con bases propias y no armas mercenarias, lo que será inevitablemente una crisis con los socios.

En síntesis, hoy la Argentina está cuestionada por la capacidad de un presidente-candidato que deberá enfrentar molinos de viento al mismo tiempo que gestiona; y por un favorito electoral al que se lo percibe cercado internamente por fuerzas antidemocráticas. Cada uno librará su batalla, quizás no tan distintas ni lejanas.

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