El Acúfeno se define como la percepción de un sonido interno, en ausencia de estímulo sonoro externo. Pueden sentirse como un molesto zumbido, silbido, rugido o de tantas maneras como individuos hay. Pueden se constantes, fluctuantes, pulsátiles. Pueden generar desconcentración y hasta angustia.
Esta suerte de “sonidos subjetivos”, según la comunidad científica, suelen ser producto de daños en el oído interno ocurridos en algún momento de la vida. Con el paso del tiempo, y de no tratarse de manera adecuada, pueden provocar cambios secundarios en el sistema nervioso central.
El zumbido puede o no generan molestar. El acufeno no tolerado, no aceptado, es el acúfeno que altera la vida cotidiana del paciente. En esos casos, impide la concentración, interfiere el trabajo habitual y produce trastornos del sueño. El acúfeno modifica la conducta, altera las relaciones familiares y sociales, desencadenándose angustia, ansiedad, depresión, hipocondría, miedos, temores, trastornos obsesivo-compulsivos o irritabilidad.
El paciente suele necesitar una ayuda externa para poder superarlo.
Esta sensibilidad depende, aunque parezca curioso, del momento de la vida en que se manifiesta y la personalidad del individuo.
La causa más frecuente de acufenos en el mundo es la presbiacusia es decir, la pérdida de audición en el transcurso de la edad.
Suelen estar provocados por la exposición a un ruido intenso por única vez (un tiro, un petardo) que genera un “trauma acústico”; o bien por ruidos de menor intensidad, pero escuchados durante más tiempo (por ejemplo, las maquinas industriales) sin la protección necesaria. En este caso, a la lesión de la denomina “daño por ruido”. Pueden aparecer también por contracturas cráneo-faciales, cervicales o por bruxismo (rechinar de los dientes durante el sueño). Se evalúa el acufenos con pruebas audiológicas y test de alcance psico-emocional.
Es una señal de malestar Bio-Psico-Social por los que existen diversas opciones terapéuticas para tratarlo, algunas con medicamentos, otras basadas en terapias sonoras, programación neurolingüística, modulación somática o de relajación (especialmente utilizadas para aquellos que sufren zumbidos y migraña), entre otras. Los medicamentos han demostrado efectividad variable, y como es un síntoma de que involucra a más de un sistema, es la combinación de tratamientos y el abordaje interdisciplinario lo que más éxito tiene.
Lo importante, como siempre, es que el paciente consulte al profesional capacitado para que este determine el tipo de zumbido, la lesión que lo origina y el tratamiento adecuado.
Hoy en día se ha revalorizado el ACUFENO, considerando la severidad con que el paciente experimenta el síntoma y su repercusión mental que puede llevarlo trastornos emocionales y psicológico.
Cecilia Di Carlo
Lic. Fonoaudióloga
Mat. 3434