Interes General
17/08/2020 - 19:43:09



La bajante extrema del Paraná y el modelo pesquero


En un escenario marcado por la bajante histórica del río Paraná y la crisis ambiental que supone la quema de amplias franjas de islas, la pesca artesanal volvió a aparecer en el debate público de la mano de los pedidos de veda y la urgencia económica y social de los pescadores, probablemente al frente del oficio más antiguo de esta región del país.

Los pescadores artesanales son actores productivos presentes en muchas zonas del humedal asociado al río Paraná, ya que se trata de una actividad que fomenta modos de vida, genera empleo y también brinda una base de seguridad alimentaria a los pobladores isleños.

El doble impacto de la bajante y las quemas obligan a poner de vuelta la lupa sobre las urgencias del sector, atado a modos de gestión que lo ponen en situaciones desfavorables frente a la pesca industrial, lo que se ve empeorado por la falta de normas claras y actualizadas y el escaso desarrollo de las cadenas de valor para el mercado local.

Según los expertos que participaron de la mesa virtual “La pesca artesanal en contexto de bajante: problemáticas actuales y desafíos para su gestión en el Paraná del siglo XXI” organizada por la Fundación Humedales, es tiempo de salir del enfoque tradicional basado en cupos de captura y tallas de malla y pesca para pasar a otro ecosistémico que tenga en cuenta lo social, lo económico y lo ecológico.

La exportación bajo la lupa
Claudio Baigún (Unsam/Conicet) recordó que la actual bajante del Paraná tiene pocos antecedentes recientes y que la persistente falta de agua revitalizó viejos debates sobre vedas, modos extractivos e intervención del Estado: “Se armó un revuelo pesquero y se plantearon viejos debates a raíz del estado crítico del río”, dijo, para definir a la pesca artesanal como “un modo de vida irremplazable, a muy pequeña escala, que cuenta con una comercialización rudimentaria, capitales muy débiles y muchas limitaciones”.

La bajante desató una lluvia de pedidos tanto de vedas extraordinarias como de suspensión o prohibición de la exportación de pescado de río, explicada sobre todo por las ventas de sábalos que es el quinto pez más exportado de Argentina.

¿Debe seguir la exportación? Baigún argumentó que es una actividad que se hace desde hace 20 años y que se concentra en el tramo del Paraná que va desde Helvecia hasta Villa Constitución. Tras comenzar sin regulaciones, a partir del 2006 los cupos exportables oscilan entre las 15 y las 20 mil toneladas. La gran mayoría de lo que se pesca es sábalo y si bien el grueso de las ventas va a parar al mercado externo, la industria frigorífica también incide en el mercado interno ya que allí coloca el 25% de lo que procesa.

Para el especialista, la industria exportadora aporta algunos elementos que “ordenan” al sector pesquero fluvial: “ordena la pesca, le genera ventas más predecibles al pescador, aporta divisas y retenciones al fisco y genera empleo”, explicó el especialista, para quien la parte medio vacía del vaso es que también se terminan sacando otras especies, potencia la desaparición de otras cadenas de comercialización y genera una dicotomía con la pesca deportiva.

Falta de información y monopolio
Uno de los problemas persistentes es la escasa generación de información sobre la pesca artesanal en el Paraná medio y bajo. “Nos manejamos con poca o nula información, sobre todo en relación con las variables socioeconómicas de los pescadores” explicó Baigún.

¿Se puede manejar bien la exportación a partir de la información disponible? El académico señaló que la información sigue las cohortes para detectar la trayectoria de los peces de mayor tamaño, pero peca de “antigua”, ya que sólo se basa en aspectos biológicos, pero no repara ni en aspectos sociales ni en los cupos. “Los frigoríficos anularon algunos componentes clave de la cadena: se quedaron con lo externo pero también con buena parte de lo interno y el pescador termina atrapado ya que se vuelve una práctica monopólica, lo que les permite comprar las piezas a precios muy bajos”.

Otra era, otro río
Según Baigún, el Paraná del siglo XXI es un río muy diferente al del pasado: más pesca deportiva, muchas represas, la hidrovía y obras de dragado que alteran las costas, la ganadería de islas, la pesca de exportación, la basura que llega desde las ciudades y los terraplenes que modifican el equilibrio natural de ese territorio cambiaron su configuración.

“Los temas ambientales cada vez pesan más y eso nos obliga a repensar la pesquería, ya que esperamos que estas bajantes se vuelvan a repetir ya que la mayor variabilidad climática generará más bajantes y más crecientes extremas. Vamos hacia un Paraná de extremos”, sintetizó el experto.

Las represas tienen también incidencia, ya hay cerca de 400 construidas y 500 más en carpeta, lo que origina “una cadena de represas que ejercen presión sobre los caudales”. De allí la clave de pensar bajo los criterios de un ordenamiento territorial del espacio fluvial, y dentro de eso del propio territorio pesquero.

Repensar la pesquería
El escenario socioambiental del río Paraná obliga a repensar el modelo pesquero, que ya no puede sólo pensarse desde criterios sólo biológicos, sino que debe introducir la mirada social y la mirada ambiental. “La pesca artesanal debe pensarse como servicio ecosistémico y no solo como un commoditie, hay que ir hacia un enfoque de manejo ecosistémico y mirar con lupa los pulsos de inundación y bajante sobre los peces porque eso también cambia lo ecológico”, explicó Baigún.

Esto implica sentarse a articular con otros actores, actualizar los marcos normativos y prestarle mucha más atención a la hidrología ya que los menores caudales afectan a la biomasa de peces y si la pesca no se reduce acompañando esto, el impacto sobre el sistema es cada vez mayor. A su vez, las provincias deberían desarrollar cadenas de valor para mejorar el mercado interno y reforzar así la opción interna para los pescadores, que podrían negociar mucho mejor con los frigoríficos.

En el mismo sentido fue Trilce Castillo (UNR/Conicet), para quien hay que salir del enfoque tradicional basado en cupos de captura y tallas de malla y pesca para pasar a otro ecosistémico que tenga en cuenta lo social, lo económico, lo ecológico y lo administrativo. “Estamos muy lejos en la cuenca del Paraná de este enfoque”, dijo.

FUENTE: Aire Digital

Volver