¡Hola! ¿Cómo estás? Hoy voy a compartir algunos conceptos sobre síndrome del piramidal.
El síndrome del piramidal o piriforme es el conjunto de signos y síntomas producidos por el acortamiento abrupto del músculo piramidal (síndrome miofascial del piramidal). Este músculo se ubica en la región glútea teniendo su inserción proximal en la cara lateral del sacro y su distal en el borde superior del trocánter mayor. Es un rotador externo de cadera y evita la rotación interna de la misma durante la marcha funcionando como un estabilizador de la pelvis en colaboración con el resto de los músculos de la región.
¿Cuáles son los síntomas?
El síndrome miofascial del piramidal puede dar síntomas locales por activación de sus puntos gatillo como dolor en la nalga, en la región sacroilíaca y en los dos tercios proximales de la cara posterior del músculo (Travell y Simons 2004). Estos síntomas pueden aumentar en la sedestación y también en la bipedestación. Hasta aquí no hay nada particular, sin embargo, lo interesante de este músculo es que al retraerse puede comprimir estructuras vecinas, entre ellas el nervio ciático mayor (que justo sale por la escotadura ciática mayor) (ver video). En este caso, además de los síntomas locales, aparecerán los correspondientes a la afectación neural (dolor tipo “electricidad” de gran intensidad que corre por toda la cara posterior del miembro inferior hasta la planta del pie y que aumenta al poner en tensión este nervio con la maniobra correspondiente – signo de Lasègue). La clave es que estos síntomas son muy similares a la compresión de la o las raíces de este nervio por una hernia de disco lumbar por lo que lograr diferenciarlos cambiará radicalmente el tratamiento. Para complicar más el panorama, además del nervio ciático, otras estructuras pueden verse comprimidas dando otros síntomas: los nervios glúteos superficiales superiores e inferiores, el paquete vásculo-nervioso pudendo, el nervio cutáneo femoral posterior y los nervios que inervan otros músculos de la región (nervios de los geminos, del obturador interno y del cuadrado femoral).
¿Quiénes son los más propensos a sufrir este síndrome?
En general, los más proclives a sufrir este problema son:
a) Los corredores (runners) que han aumentado su volumen de entrenamiento más allá de la capacidad de adaptación de su sistema osteomioarticular o que tiene alguna alteración de la biomecánica de la carrera.
b) Aquellas personas que permanecen muchas horas sentadas con la cadera en rotación externa, como por ejemplo los camioneros. Pero también podría ocurrirles a otras personas, como trabajadores de oficina, programadores, etc.
¿Cómo se llega al diagnóstico?
El diagnóstico de esta entidad es eminentemente clínico y requiere de cierta habilidad. Una vez escuchado el relato de los síntomas, se debe detectar la retracción del piramidal mediante la palpación y la disminución de la rotación interna de la cadera (se realiza una maniobra específica). Acto seguido, para confirmar el diagnóstico conviene desgatillar (“aflojar”) el músculo con punción seca, anestesia local, mediante compresión manual o con neuroestimulación percutánea. Si “aflojado” el músculo el dolor local y también del dolor por compresión del nervio ciático desaparecen, tenemos el diagnóstico del síndrome del piramidal.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento comienza haciendo el diagnóstico como expliqué recién. El paciente ya sabe entonces que si bien el problema duele, NO es grave y que tiene una solución que NO es quirúrgica. ¡Saber que NO es grave alivia mucho! A continuación enumero las estrategias que, adaptadas a cada situación particular, pueden ser útiles:
1. Terapia manual realizado por personal experimentado. Generalmente se requiere compresión las estructuras seguidas de elongaciones asistidas.
2. Ejercicios de elongación.
3. Pausas al conducir vehículos o en los trabajos de oficina. Corrección del programa de entrenamiento del corredor (runner), de debilidades musculares y de la biomecánica de la carrera.
4. Ejercicios de fortalecimiento de la zona media y de la región glútea.
5. Técnicas mínimamente invasivas de desgatillamiento miofascial: punción seca, PENS (neuroestimulación eléctrica percutánea) o inyección de anestésicos locales.
6. Terapia de inyecciones perineurales subcutáneas ("neuroproloterapia") combinada o no con la hidrodisección del nervio ciático ecoguiada.
7. Corrección de asimetrías óseas: dismetría de miembros inferiores (diferencia de altura de miembros), hemipelvis pequeña, etc.
8. Medicina Regenerativa (Proloterapia, Plasma Rico en Plaquetas o concentrados de médula ósea - BMAC) con asistencia ecográfica en caso de tendinopatías.
Dr. Emilio A. Pastor
Tratamiento del Dolor & Medicina Regenerativa.
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