El Tribunal Oral Criminal N° 2 de San Nicolás dio a conocer este jueves el veredicto del juicio oral contra Roberto Romero.
Lo condenó a la pena de prisión perpetua por homicidio agravado por violencia de género, cometido con alevosía contra María Esperanza Fernández, la mujer con la que convivía.
El femicida recibió la pena máxima, tal cual había solicitado la fiscal Viviana Ramos. La defensa había intentado que lo declararan inimputable.
El Tribunal Oral Criminal N° 2 estuvo integrado por los jueces Alejandro López y María Elena Baquedano.
Familiares de María Esperanza Fernández estuvieron presentes durante la lectura del veredicto.
Romero presenció el anuncio del Tribunal de manera virtual, con el defensor oficial Pablo Vacani en la sala de audiencias.
Por otro lado Romero fue denunciado de abuso sexual por la hija mayor de Esperanza.
Cronología del hecho
María Esperanza Fernández fue asesinada por su pareja, Roberto Romero, el domingo 3 de mayo de 2020.
El sábado habían discutido y ella llevó sus hijos pequeños a lo de la mayor de las hijas de ambos.
La sorprendió en la cama con una maza. Fueron ocho martillazos en la cabeza.
Romero huyó en la bicicleta de Esperanza. La hija que estaba a cargo de sus hermanitos fue quien la halló en su casa del barrio El Amanecer.
Prófugo de la Justicia, el femicida intentó vincular a la hija mayor de la mujer que acababa de matar, quien luego lo denunció por abuso sexual.
Durante días y noches, la policía y perros especializados en búsqueda de personas recorrieron la zona por la que se escondía Romero.
Empleado de viveros, salió del barrio El Amanecer para subir y a campo traviesa, detrás de Mateo Sbert, llegar a Lucio Mansilla para ir hacia El Espinillo.
En medio de un monte en ese paraje, el perro Bruno dio con la bicicleta del prófugo, que desde allí se fue hacia la zona de Tablas, luego La Buena Moza y más tarde cruzó la ruta 9, siempre a campo traviesa, para ir en dirección a Pueblo Doyle, por detrás de la Central Termoeléctrica.
El perro Bruno seguía la estela de su paso. Cada tanto aparecían heces que el animal reconocía de Romero, con diarrea, porque lo único que comía eran naranjas de los montes frutales.
Acorralado por la búsqueda, el prófugo decidió entregarse.
Lo hizo en la casa de un sobrino, “Teco” Duarte, en el barrio 291 Viviendas. Teco lo hizo pasar y lo escuchó. Tenía hambre y sed. Tomó tres botellitas de agua y comió dos sandwiches.
A esa casa fue la policía a buscarlo para llevarlo al Hospital, donde lo asistieron para luego alojarlo en una celda en la que esperó hasta el momento del juicio, que comenzó el 17 de febrero pasado y terminó este jueves, con la condena a prisión perpetua para el femicida de María Esperanza (fuente: www.laopinionsemanario.com.ar).