El Libertador de América pasó a la inmortalidad un 17 de agosto de 1850, en su casa de Boulogne-sur Mer en Francia, acompañado por su hija Mercedes y sus nietas. Había nacido un 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes. Actualmente, sus restos descansan en un mausoleo construido dentro de la Capilla Nuestra Señora de la Paz, en la Catedral de Buenos Aires.
En vida, José de San Martín fue una figura indispensable para las luchas por la independencia de Argentina, Chile y Perú. El cruce de los Andes, la segunda cordillera más alta del planeta, es considerado hasta nuestros días como una de las hazañas militares más grandes del mundo.
En Argentina es reconocido como el “Padre de la Patria”. En Perú, se lo honra como libertador de ese país, con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile, su ejército lo destacó con el grado de Capitán General.
El heroísmo de San Martín es por la grandeza de su carácter, como también por lo importante de sus campañas. Cuando alcanzó la máxima gloria militar en batallas decisivas y los reconocimientos más altos, renunció a asumir el poder político. Se había conformado con conseguir la tan anhelada libertad para los pueblos sudamericanos.
El Libertador de Argentina, Chile y Perú es también una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional. “Seamos libres y lo demás no importa nada” es una de sus frases más recordadas, la cual resume su anhelo y esperanza por un país en libertad por sobre todo.
San Martín nació en Yapeyú, provincia de Corrientes en el año 1778, en el seno de una familia española acomodada. Su padre Juan de San Martín era teniente gobernador de la ciudad y su madre Gregoria Matorras también era de origen español.
En 1784, siendo aún muy pequeño, su familia regresó a España. A los años, un joven José ingresó al seminario de Nobles de Madrid, donde estudió diversas ciencias, idiomas y artes. En 1786, inició su carrera militar como cadete en el Regimiento de Murcia, en el que se destacó por su pericia táctica. A los 13 años, participó en la campaña de Melilla y Orán. A los 17, ya tenía el grado de teniente segundo.
En 1808, San Martín fue condecorado con medalla de oro por luchar contra Napoleón en la batalla de Bailén, donde los españoles enfrentaron a los franceses en la primera derrota histórica del ejército napoleónico. Más tarde se trasladó a Londres, lugar en el que fue influenciado por los aires de libertad que se venían gestando en el continente americano. Con esta idea, el Libertador decidió regresar al Río de la Plata donde se unió al ejército criollo.
Luego de sus exitosas gestas, desanimado por las luchas políticas internas en Buenos Aires, decidió regresar a París. Falleció a los 72 años. Su cuerpo fue trasladado al país en 1880.