Interes General
11/08/2024 - 07:43:45



HE VENIDO PARA QUE TENGA VIDA: “Alimentar la fe”


Por Obispo Hugo Santiago

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 6, 41-51)

“Los judíos murmuraban de Jesús, porque había dicho: ‘Yo soy el pan bajado del cielo’. Y decían: ‘¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: ‘Yo he bajado del cielo?’ Jesús tomó la palabra y les dijo: ‘No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y Yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: ‘Todos serán instruidos por Dios’. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo Él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Palabra del Señor.

La fe

Jesús dice en el Evangelio: “Les aseguro que el que cree tiene vida eterna”. Conviene aclarar que “vida eterna” no es una vida monótona y aburrida sino “vida en abundancia”, felicidad, plenitud, saciedad, que es lo que buscamos todos: un bien grande que nos sacie y que no pase, algo que nos llene de felicidad y dure en el tiempo. Eso se percibe por la fe. Los experimentos científicos han dado un gran impulso al nivel de vida de la humanidad, han traído más confort, más salud, mejor nivel de vida material, pero han reducido el conocimiento a lo comprobable, a lo que se percibe por los sentidos y entonces han reducido la realidad que es mayor que lo que lo comprobable científicamente. Pero, sobre todo, no han logrado hacer salir de la soledad a las personas y no han podido generar la alegría. Hay una realidad que no se ve con los sentidos físicos, se percibe por la fe y es el fundamento de la realidad: Dios, el creador de todo lo que existe. La fe es un conocimiento de lo sobrenatural y es un regalo que hay que pedirle a Jesús; es la que nos hace percibir lo que no se ve y le da sentido a lo que se ve. La fe se actúa, por ejemplo, cuando vamos a rezar delante de una imagen de la Virgen; es una imagen, pero nuestro pedido, nuestra oración va más allá de la imagen y quiere llegar a la realidad que representa esa imagen; a la mismísima Virgen María en persona; la fe muestra a Dios “en acción”, como el caso de aquella mujer que un 25 de septiembre me dijo en el Santuario de María del Rosario de San Nicolás: “padre, hace cuatro años, yo aquí me curé de cáncer”. Más allá de la medicina y los médicos, y cuando ellos ya no le garantizaban seguir viviendo, esta mujer, por la fe, percibió la actividad de Dios sanándola y prolongándole la vida.

El alimento de la fe

El conocimiento de la fe que percibe lo sobrenatural, que llega más allá de lo que captan nuestros sentidos, es un regalo que se alimenta con la oración y con la comunión del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, en la Misa, sobre todo del fin de semana, ya que, además de que el domingo es el día en que conmemoramos que Jesús resucitó, está vivo y es un compañero de camino, tiene un contexto de descanso que nos da más tiempo para reflexionar de manera tranquila, sosegada y así se alimenta nuestra alma. Si no alimentamos nuestro espíritu nos ponemos resentidos, pesimistas, intolerantes y violentos, perdemos las fuerzas espirituales para hacerle frente a los desafíos de la vida con dignidad, con paz, con creatividad, con esperanza Tendríamos que tomar conciencia de que así como nuestro cuerpo para seguir viviendo necesita desayunar, almorzar y cenar; nuestro espíritu también necesita alimentarse de la oración y de la lectura de la Palabra de Dios para no ponerse “raquítico”, para no paralizarse, para no dejar de “ver”, en fin, para no perder la fe, la esperanza, la paciencia, el amor, la fortaleza, que son todas energías del alma. Cuando este domingo Jesús te dice en el Evangelio: “Yo soy el pan de vida”, quiere decir que alimenta lo que anima tu vida, lo más profundo de tu persona, que es de tipo espiritual y no se ve, es más, lo que substancialmente sos vos, no en tu aspecto físico, sino en tu interior. Que Dios te bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Buen domingo.

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