Interes General
02/02/2025 - 08:03:10



He venido para que tengan vida: Presentación del Señor


Obispo Monseñor Hugo Santiago

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (Lc 2,22-40)

“Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación de ellos, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al señor, como está escrito en la ley: ‘Todo varón primogénito será consagrado al Señor’. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con el las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: ‘Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de Él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María la madre. ‘Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos’. Palabra del Señor.

Vida recibida gratuitamente

Como Jesús, que desde siempre recibe gratuitamente y por amor del Padre todo lo que es y tiene, por eso su vida es una acción de gracias al Padre, del mismo modo, lo primero que tendría que entrar en nuestra consciencia de creaturas e hijos de Dios, es que no pedimos la vida ni tampoco nos la dimos a nosotros mismos, sino que nos la regalaron. De allí que tenemos que ser agradecidos; en primer lugar a Dios que nos amó antes que naciéramos y quiso darnos la vida como el primer gesto de amor personal a cada uno de nosotros. En segundo lugar, tenemos que dar gracias por nuestros padres que, en un gesto de amor, colaboraron con Dios para darnos la vida, su genética, los valores y su entrega por nosotros; en tercer lugar por tantas personas que en nuestro crecimiento fueron “bendición”; maestros y profesores, que cultivaron nuestra inteligencia y nos hicieron crecer en responsabilidad; a los amigos, con los cuales fuimos aprendiendo que no éramos una isla sino que estábamos hechos para el diálogo y el encuentro; a las catequistas y sacerdotes que cultivaron nuestra fe y por su testimonio fuimos apropiándonos de los valores de Jesús y su Evangelio.

Vida entregada en acción de gracias

El segundo movimiento que vemos en Jesús es que entrega su vida por nosotros y en acción de gracias al Padre, que es lo que celebramos hoy, es decir, el hecho de que José y María lo presentan en el Templo consagrándolo a Dios, entregándoselo. La vida de Jesús es una entrega agradecida. Entonces tenemos que agradecer que se hizo uno de nosotros, que nació como los más humildes en un pesebre, que no tuvo donde reclinar la cabeza para transmitirnos la buena noticia del Reino de Dios que en él llegaba a nosotros; por su cercanía y misericordia; por sanarnos, dar la vista a los ciegos, la movilidad a los paralíticos, la palabra y el oído a los sordomudos, por multiplicar los panes y sobre todo, por entregarse en la cruz para salvarnos y resucitar para darnos una vida nueva. Entonces queda claro el sentido de nuestra vida; como la recibimos gratuitamente, como Jesús, agradecidos al Padre, tenemos que entregarla al servicio de los demás con la consciencia de que, paradójicamente, el que entrega su vida la encuentra, se encuentra a sí mismo como hecho no para la chatura egoísta sino para el vuelo de la generosidad; para “dejar marca”, como María, aunque a veces la realidad sea como una espada que nos traspasa el alma, somos conscientes que el amor y la vida, al final triunfan. Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Buen domingo.

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